Advertencia: Debe quitarse los zapatos para ingresar a la sala.

La obra es una instalación específica que propone una reflexión en torno a la naturaleza, el

descarte y la memoria como elemento vivo. Mediante la utilización de pelotas de fútbol

obsoletas que se reutilizan como macetas, se propone reconfigurar la sala en un terreno que

opera como germinador. Tierra, plantas y compost se apoderan del espacio, conformando un

volumen que se expande en una suerte de tremedal únicamente transitable por aquellas

personas dispuestas a embarrarse. Esta acumulación opera como potencial germen que habita

en la propia obra, evocando al espacio de encuentro que habilitó el Mundialito, que se vivió en

las gradas, en los alrededores del estadio, y que rememora un campo de juego también lodoso

y difícil de desentrañar. Mediante la descomposición la técnica de compostaje transforma

materia orgánica en tierra fértil posibilitando que emerja y se enraíce nueva vida.

La propuesta invita a los públicos a situarse en un lugar de aparente incomodidad al exponerse

directamente al contacto con el compost. Conocer, hablar, transitar por los diversos relatos y

los hechos que conforman nuestra historia reciente también implica contactar con información

incómoda, dolorosa y difícil de procesar.

Agustina Rodríguez y Fabiana Puentes